martes, 23 de mayo de 2017
Anónima
¡Que fácil es a veces caer en las garras de la trampa lanzada por el
caprichoso destino! ¡Con que facilidad puede un corazón helado dejar
atraparse en los momentos de necesidad y rabia! Por unos momentos me
acogiste en tu delicados brazos, para fundirnos y confundirnos en la
fría helada de la noche. Por unos instantes fuiste mi fiel abanderada de
esos mágicos momentos donde tú, hada anónima, y yo, compartimos tanto y
tan poco. Prendado al verte desfilar, finalizó nuestra inolvidable
experiencia, y ahora ya más sobrio, dudo de la veracidad de nuestro
encuentro, de nuestros abrazos y de nuestros besos de aquella noche
helada de octubre, de aquellas mirada furtivas entre nosotros y de todo
lo que podríamos haber adquirido el uno de otro.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario